Dicen los que la han probado que es la bebida más viril de la tierra. No lo dudamos. Tal vez si volviésemos a tener los osos que nos robaron podríamos disfrutar nosotros también de esta delicatessen. ¿Sabrán los asturianos que además de miel con la patita del oso pintada en el bote podrían estar forrándose vendiendo otros derivados del simpático plantígrado?
¡Queremos que el Pirineo euskaldun chorree de semen de oso! ¡Y de lince, y de lobo!
¡Patxi, menos fracking y más trabajar!
Joder, acabamos de reirnos en Durban del cambio climático y nos vamos a preocupar por algo tan insignificante como son los ríos… ¡Anda ya, que les den por el culo! Y que sigan llevándose nuestra mierda al mar. Adjunto un divertimento fotográfico en el que si no te quedas bizco puedes apreciar un ejemplo de fluvicidio.
Sí, ya sé, en la foto inicial las márgenes tienen un castigo agrícola importante, pero ya me gustaría a mi que se hubiese conservado al menos así.
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El octubre pasado, mientras aquí se cocían asuntos de trascendente calado, Pachi Lendacari se paseaba por los USA, concretamente por Dallas y alrededores, a ver si aprendía a hacer fracking. Algún cantamañanas se la metió doblada y allá que marcho el hombre de excursión. Con sus gafas y todo.
Hoy sabemos que el fracking es un mal negocio. Aquí dan la voz de alarma y aquí están los datos. Esperemos que el susodicho se quite las antiparras y espabile, que no está la cosa como para ponerse a hacer agujeros (y el ridículo).
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Recientemente dábamos cuenta del desarrollo de la primera fase del programa de recuperación de esta especie en las montañas euskaldunas. Hoy queremos hacer llegar a nuestros lectores otras impactantes imágenes que reflejan la intensidad y el dramatismo con que se están acometiendo los trabajos de seguimiento de los osos liberados. Y es que la sofisticada y laboriosa técnica de implantación de los emisores obliga a exponer una gran parte de la musculatura de los animales, que posteriormente se recuperarán y saldrán por patas rumbo a lo desconocido.
Eso sí, en la calle hay reacciones para todos los gustos.
Como esto es un «no parar» nuestros próceres pretenden en la siguiente fase sensibilizar a la población local, algo reacia a este tipo de acontecimientos.
Quince quinces y un chorlito 