Filed under: biodiversidad
Lo dice la vecina del 3º y lo dicen también aquí. Y aunque repetido mil veces no lo acabamos de tener presente.
Si no sabes que regalar en estas fiestas, aquí tienes nuestra recomendación: un buen libro que seguro te agradecerán.
Primero los ecologistas ponen el monte perdido de culebras, luego les da a los tiburones por comerse vivas a las ovejas y ahora ¡LAS ÁGUILAS SECUESTRAN CRÍOS!
Acaba de ocurrir en Montreal, pero no me extrañaría nada que se repitiese este fin de semana en cualquier otro lugar. ¡Estad alerta!
Actualización: Resulta que era un vídeo-montaje de unos estudiantes muy aplicados. En compensación ofrecemos a nuestros lectores, en rigurosa exclusiva, la espeluznante imagen que recoge el momento en el que un tierno infante es arrebatado de la vera de su madre y, esta vez sí, es deglutido por una alimaña.
Lo dicho. Al loro, que la cosa se está poniendo muy fea.
Aquí se hacen eco de un artículo científico de los 50 en el que en Idaho, para abaratar costes en las reintroducciones de castores, éstos se lanzaban desde avioneta, más o menos tal que así.
Y digo yo, a nosotros, los «ecologistas-de-to-la-vida», ¿Qué nos tiene que enseñar esta gente de Idaho? ¡Sí llevamos cien años poniendo el campo perdido de bichos!
Hemos tirao topillos a «minolles»
Hemos tirao lobos por docenas
¡Pero si hasta hemos echao CULEBRAS!
¡Mira por donde! Lo último, último ¡Mapaches en Bizkaia! ¡Tócate los cojones!
¡Si es que no tenemos una idea buena!
Los draconianos recortes que han sufrido los presupuestos dedicados a medio ambiente han obligado a las administraciones del ramo a solicitar la colaboración ciudadana en distintos ámbitos. Uno de ellos ha sido el de la lucha contra las EEI. Aún es pronto para valorar los resultados, pero todo parece indicar que la respuesta popular está siendo significativa y contundente.
Acaban de llegar a Bilbao y ya la están liando.
Tal como está el panorama lo único que puede echarse al diente es un jodío galápago. No hay mal que por bien no venga.
Tradición, folklore, elegancia,… ¿qué más se puede pedir? Desde aquí queremos hacer llegar a quien corresponda la petición de que el noble ejercicio de la caza sea elevado a los altares. Nada de patrimonio universal y zarandajas de esas de la UNESCO. Queremos que la caza sea consagrada, beatificada, ¡santificada!
Y como a la cuadrilla del Vaticano le harán falta pruebas para abrir el expediente, que mejor que la imagen con la que abren algunos medios digitales su edición vespertina (vía).
No es una corona de espinas, son los cojones de un ciervo, pero ya tenemos sangre, reliquias y espero que próximamente un crucificado. Con menos se han montado negocios cojonudos. Gracias al consejero de turismo balear sabemos hoy que nuestra biodiversidad está en buenas manos y se le honra como merece.
… que ha nacido el rey de los angelitos.
El castor vale lo mismo para un villancico que para una bronca. Y es que ya lo dijo Plinio el Viejo (o el Joven, o el Calvo, uno de esos sabios de antaño): En la Iberia-toda abunda el castor, la anaconda y el pájaro pérdiz. Las dos primeras especies las perdimos en la Capitulaciones de Granada, y de olvidarnos de la tercera a punto estamos. Recientemente, de chiripa, hemos recuperado a los castores, pero de chiripa y con trampa. Y dice el árbitro que así no, que hay que repetir el partido.
El castor es buena gente. No hace mucho ruido, está a sus cosas, sus presas, sus casitas de palos,… da hasta para seis «symposiums». El más reciente en Croacia, este septiembre.
Ahora nos enteramos que su recuperación en los Paises Bajos puede «morir de éxito«. ¡Joder, pero a quién se le ocurre ponerse a enredar en los diques! A un paisbajense le tocas los diques o los tulipanes y se pone de los nervios. ¡Con razón! Que el mar está sube que te sube y no está el tema como para andar con chorradas.
Es jodido esto de la conservación. Un día siembras, al siguiente tienes que recular un poquito. Dos días más tarde te das cuenta de que era mejor haber abonado primero. Bueno, estamos empezando, como quien dice. Nadie nace sabido. Los castores sí, por lo visto.
Más vale que nos vayamos acostumbrando. Cualquier día de éstos tomarán las calles, se beberán el agua del canario y nos hurgarán en los buzones. Ríete tú del visón americano o de la avispa asiática, ¡estos cabrones son capaces de venderte una enciclopedia!
Quince quinces y un chorlito 